En Chumbivilcas, la voz de los mineros artesanales vuelve a sonar fuerte. Luis Fuentes, presidente de Defensa de la provincia, asegura que sus más de 20 mil trabajadores no generan los impactos ambientales que sí deja la gran minería: cianuro, metales pesados y contaminación de fuentes de agua.
Según Fuentes, la minería artesanal se limita a trasladar material en pequeña escala y está regulada por las propias comunidades, que prohíben actividades en bofedales o cabeceras de cuenca.
La tensión surge porque el Estado los cataloga como ilegales al exigir licencias de explotación otorgadas por concesionarios extranjeros, requisito que califican de imposible.
¿Estamos frente a una actividad sostenible ignorada por el Estado, o ante una informalidad que opera bajo la sombra de la desprotecció