Por Pedrito Tomás Pereira Caballero (Especial para Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 29 de agosto de 2025.- Después de Dios Todopoderoso, a quien todo se lo debo, y de mis padres, nadie ha tenido una influencia tan decisiva en mi vida como el doctor Rodolfo Segovia Salas. Su partida, hace un mes exactamente, aún me duele en el alma. Este es el primer mes, en muchos años, en el que no hemos conversado. Y esa ausencia pesa.
Lo conocí el día de mi grado como abogado, en 1992. Yo tenía apenas 21 años. Asistió como entrañable amigo de mi padre, y ese día no solo me felicitó con sinceridad, sino que me ofreció mi primera oportunidad profesional. Desde entonces, su presencia se convirtió en una constante en mi vida personal, profesional y política. Siempre estuvo pendiente de mi padre, de