Leonel, de 28 años, decidió dejar de inyectarse heroína después de ver morir a cinco conocidos por sobredosis en menos de un año. Entre la discriminación, el desempleo y el miedo a convertirse en otra estadística, encontró en la rehabilitación una salida a la adicción que lo había llevado a vivir en las calles del centro de Ciudad Juárez.
Leonel se hartó de que le dijeran ‘tecato’, ‘malilla’ y drogadicto en su cara por ser consumidor de heroína. Desde hace cinco meses tomó la decisión de dejar de inyectarse la sustancia y se encuentra en un programa de rehabilitación.
Ha luchado con fuerza para dejar la adicción y, a pesar de que son más de 20 semanas las que lleva, el síndrome de abstinencia —la malilla— todavía le pega algunos días y no quiere ni levantarse.
El hombre de 28 años narra