Verónica Troncoso era pequeña cuando empezó a ir a las carreras de rally. Su mente es un mar de recuerdos: caminos agrestes y rugido de motores que aún se escuchan como ecos. Su vida fue preparar provisiones y salir de casa, en Villa Regina, a coleccionar los mejores “prime” en primera persona.

Desde que tiene uso de razón, su papá la lleva a las competencias regionales . “Lo que era la vuelta de la manzana, todo lo que era el rally regional, era nuestra unión familiar”, cuenta. Así nació una pasión de familia que ahora en su adultez, encontró nuevas formas de florecer.

Primero como espectadora, luego como fotógrafa, ahora con la mecánica, de la mano de su pareja y socio, el navegante Fabián Torres quien fue y es su gran maestro fierrero.

A los 41 años, Verónica salió del público par

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