El cineasta entrega al fin el proyecto que le obsesiona desde la infancia, uno de los filmes más esperados del certamen, en una obra ambiciosa pero irregular
La proyección empezó con dos minutos de retraso. La ultimísima espera. Un asistente volcó los nervios en un grito: “¡Uuuhh!”. Otros aplaudieron. Arrancaba al fin la película quizás más deseada del festival de Venecia: Frankenstein , de Guillermo del Toro, presentada hoy sábado en el concurso. Aún más llevaba aguardando el propio cineasta: se ha pasado casi todos sus 60 años detrás de este proyecto. Vio el filme de 1931 de James Whale cuando tenía siete. A los 11, leyó la novela original, de Mary Shelley . Se sintió fascinado, atraído, incluso identificado. Una obsesión que el paso del tiempo no atenuó, más bien al revés. Lo con