Conceptos trampa. Logro cazar un taxi en la madrugada barcelonesa, una proeza digna de los trabajos de Hércules. Antes de acomodarme, sacudo con la palma de la mano la arena que los pasajeros anteriores han vertido sobre el asiento trasero. “¿Vienes de la playa?”. Tuteo al taxista, que podría ser mi hijo. El joven no se ha percatado de las dunas que le adornan la tapicería, pero confirma que la última carrera la pilló, en efecto, a la altura del hospital del Mar. Tampoco importa; la arena ya se secó, se está fresquito dentro del coche y cruzamos la ciudad raudos cual bala de plata. La radio dispara buena música; ahora mismo suena una vieja canción de Rod Stewart, una melodía muy acorde con lo que andábamos escuchando en la reunión de donde vengo: una de esas cenas de final de verano que co

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