Hubo un tiempo -no tan lejano como para entrar en la leyenda, pero sí lo suficiente para colarse en la memoria sentimental- en que, al recorrer la antigua carretera del norte de Gran Canaria, todos buscaban la misma postal, una cabaña de madera pintada de azul encaramada a una peña monumental , como si un cuento hubiese hecho escala en la costa grancanaria. Aquel refugio singular, conocido como la cabaña de la Peña de La Gaviota , fue durante décadas el “¡mira, mira!” de los niños en el asiento de atrás y el “ya llega la curva” de los conductores. Hoy, esa instantánea solo sobrevive en fotos amarillentas y en relatos que empiezan con un “te acordarás…”.

Un hogar imposible en mitad del oleaje

La historia, reconstruida por cronistas locales y memorias de la zona, apunta a que un bombe

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