La Corte vivía a gusto en su castillo de la pureza, un lugar infranqueable por los mortales que nunca entendieron qué pasaba ahí
Esta semana se acabó la Suprema Corte de Justicia de la Nación, tal y como la conocimos los mexicanos en las últimas tres décadas. Para unos es el adiós a la división de poderes, para otros el renacer de un nuevo sistema de justicia. La nueva SCJN es r esultado de tómbolas y acordeones , una marca de la casa de este Gobierno: la ocurrencia, la desmesura, el rencor y la falta de planeación.
El adiós a la vieja Corte estuvo a cargo de la presidenta de la SCJN. Fue también el final de un liderazgo triste como el de la ministra presidenta. Norma Piña no era la persona para liderar la Corte en estos tiempos turbulentos; nunca entendió que tenía que hacer políti