T ras las huellas del puma, la adrenalina hierve a flor de piel aún en medio de la nieve. En el silencio, el aire frío y la incertidumbre reinan. El fotógrafo -con cámara en mano- sabe que el puma observa sigilosamente desde algún rincón del vasto paisaje, como si fuera invisible.
“Es una sensación muy particular porque sabés que el animal te está mirando, pero vos no lo encontrás. No es miedo, es curiosidad. Es como un juego en el que él siempre tiene ventaja”, admite el reconocido fotógrafo de naturaleza, Nicolás Marin, premiado como el mejor del mundo en 2023.
A propósito del Día Internacional del Puma, el 30 de agosto, el profesional comparte su experiencia de avistaje en Parque Patagonia, en el norte de la Provincia de Santa Cruz.
La búsqueda se armó de un día para el otro, c