A veces pueden ser videos, como los de José López revoleando los bolsos con dólares en un convento, los empleados contando billetes en la financiera La Rosadita, o el peregrinaje por distintos cajeros automáticos bonaerenses del puntero Chocolate Rigau. En otras ocasiones, alcanzan con que sean fotos elocuentes, como la de la caja de seguridad de Florencia Kirchner rebosante de dólares, las imágenes de lujuria de Martín Insaurralde en un yate por el Mediterráneo con despampanante compañía femenina o las fiestitas con invitados, o más íntimas tête-à-tête, de Alberto Fernández en Olivos o en la Casa Rosada.
El morbo se alimenta de evidencias. No alcanza el parece que. Como Santo Tomás, necesitamos ver para creer. El fisgoneo es vital.
En la última emisión de su programa Odisea argent