No sé dónde leí, hace tiempo, que cuando la policía quiere poner orden en un barrio particularmente problemático e inseguro, una de las primeras cosas que hace es intentar que haya cristales rotos, pintadas ofensivas o signos de vandalismo, porque la incuria crea la impresión de que el lugar está dejado de la mano de Dios y que todo está permitido y, psicológicamente, hace más fáciles los robos y la vio­lencia.

La política de Trump en la escena mundial es justamente la inversa. El presidente estadounidense está demostrando ser un ­maestro en el arte de sembrar el caos y generar inseguridad. Con los mensajes que cuelga en la red y con sus declaraciones, rompe cristales, pinta mensajes ofensivos, destroza el mobiliario legal vigente, y lo hace con el objetivo de crear una situación en la qu

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