Vivimos en un mundo saturado de ruido. Las notificaciones no paran, las conversaciones se superponen y pareciera que el silencio se ha vuelto incómodo, casi sospechoso.

Sin embargo, estudios recientes muestran que los silencios no son vacíos: tienen un poder transformador sobre nuestras relaciones, nuestra salud mental y hasta nuestra capacidad de tomar decisiones.

En muchas culturas occidentales, se interpreta el silencio como falta de interés, tensión o rechazo. Pero en contextos orientales, como en Japón o China, el silencio es un signo de respeto, reflexión o profundidad.

Este contraste cultural revela algo fascinante: el silencio también es lenguaje, y la forma en que lo usamos puede acercarnos o alejarnos de los demás.

Investigaciones en psicología social demuestran que dejar pau

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