Son dos las caras que tiene Racing. Es un conjunto que exhibe un rostro de galán cuando ataca, pero que muestra facciones poco agraciadas, acaso más dignas de una película de terror, cuando tiene que defender. Un conjunto que expone un semblante aguerrido en la Copa Libertadores, pero que suele perder consistencia, vigor y rigor en el Torneo Clausura. Esa dualidad, cristalizada en un andar con trazado de electrocardiograma, volvió a quedar en evidencia ante Unión en el Cilindro en donde perdió por 3 a 2.
La Academia volvió a estar muy incómoda en su casa, donde supo construir una noche copera épica frente a Peñarol (3-1) para mantener vivo el sueño de conquistar América, pero donde también acumula cinco derrotas consecutivas por campeonato: como anfitrión venía de perder contra Platense (