El limonero es uno de los frutales más populares en los hogares: aporta aroma, frescura y la posibilidad de disfrutar de limones recién cosechados. Sin embargo, no siempre resulta sencillo lograr que florezca de manera constante. La clave está en entender sus necesidades básicas y aplicar algunas técnicas que estimulan la producción.
Injerto: la base de un árbol productivo
Un limonero nacido de semilla puede tardar hasta ocho años en dar sus primeros frutos. En cambio, los ejemplares injertados —los que suelen encontrarse en los viveros— comienzan a producir mucho antes, incluso desde el primer año. El injerto combina la parte productiva del árbol con una base más resistente, lo que acelera el crecimiento y mejora la calidad de los frutos, además de protegerlo frente a plagas y enferme