La cara con la que Carlos Sainz salió del circuito de Zandvoort en la víspera de su 31º cumpleaños no era de mucha felicidad. Todo ... lo contrario. Estaba hastiado de ver cómo, otro domingo más, la fortuna le daba una bofetada que esta vez se veía multiplicada por la actitud de la FIA, que ni siquiera le dio la justa oportunidad -luego ya se vería si la razón le acompañaba o no- de replicar ante la sanción que le impusieron por su toque con Liam Lawson.
Aunque no es más que un incidente que no va a pasar de ahí y que para el madrileño no va a suponer grandes cambios con respecto a su futuro, sí es un síntoma del 'status' que ostenta: Sainz ya es irrelevante en el paddock. La caída en desgracia por el fichaje de Hamilton por Ferrari, algo que ya está generando voces críticas por el pés