Este septiembre, los amantes de la astronomía podrán disfrutar de un fenómeno impresionante: la Luna de Sangre. Este evento coincidirá con un eclipse lunar total, transformando la luna llena en un espectáculo rojizo visible en gran parte del planeta. El punto máximo del eclipse se alcanzará la noche del 7 de septiembre y durará aproximadamente 82 minutos. Durante este tiempo, la luna brillará intensamente, capturando la atención de los observadores del cielo nocturno.
El eclipse lunar total ocurre cuando la Tierra se interpone entre el Sol y la Luna, proyectando su sombra sobre el satélite natural. La luz solar atraviesa la atmósfera terrestre, donde se dispersa. Las longitudes de onda azules se desvían, mientras que las rojas y anaranjadas logran refractarse hacia la Luna, dándole su característico tono rojizo.
Este fenómeno será visible en partes de Australia, Asia Central, amplias regiones de Rusia, Japón y África Oriental durante su fase total. En Europa, Asia, Australia Oriental, África y Nueva Zelanda, muchos podrán observar al menos una parte del evento. Sin embargo, el eclipse no será visible en América, salvo en el extremo oriental de Brasil y el extremo occidental de Alaska.
Los horarios para observar la Luna de Sangre son los siguientes: la fase parcial comenzará el 7 de septiembre a las 16:27 UTC, alcanzando su punto máximo a las 18:11 UTC y finalizando a las 20:55 UTC. Este evento astronómico no solo es un deleite visual, sino que también tiene un significado cultural, ya que la luna llena de septiembre es conocida como la 'Luna de cosecha' o 'Luna de Maíz', un momento importante para los agricultores.
Un eclipse lunar se produce únicamente durante la fase de luna llena, cuando la Tierra, el Sol y la Luna están alineados. Dependiendo de la posición, el fenómeno puede ser parcial, penumbral o total. En un eclipse total, como el que se espera en septiembre de 2025, la Luna queda completamente cubierta por la sombra terrestre, pero sigue siendo visible gracias a la refracción de la luz solar a través de la atmósfera, creando el efecto de la 'Luna de Sangre'.