Los machos más promiscuos de una variedad de diminuto ácaro terrestre con aspecto alienígena luchan, e incluso a veces se comen a otros machos para conseguir un mayor acceso a las hembras.

Investigadores de la Universidad de Flinders han descubierto que estas criaturas (Rhizoglyphus echinopus), que pueden reproducirse hasta alcanzar niveles de plaga y dañar cultivos de bulbos como cebollas y ajos, pueden regular su agresividad para atacar y devorar a rivales no emparentados.

Su artículo se ha publicado en la revista Evolution.

“Sabemos que la competencia entre machos influye en el crecimiento poblacional a largo plazo, y comprender los niveles de agresividad en las poblaciones puede ayudar a comprender sus fortalezas y debilidades si se requieren medidas de conservación o control”, a

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