En los últimos años, la industria farmacéutica argentina ha demostrado que es posible ofrecer tratamientos de alta complejidad a costos sensiblemente menores. Gracias a desarrollos propios que ya están llegando al mercado, se redujeron los precios de medicamentos esenciales en más de un 50% y, en algunos casos, hasta un 80-85% respecto del valor que tenían cuando solo existía una opción importada.
Este cambio no solo se explica por la aparición de productos locales. La sola perspectiva de competencia generó un efecto inmediato en el mercado: tratamientos que eran monopólicos comenzaron a bajar sus precios antes de que las versiones nacionales estuvieran disponibles. Algunos ejemplos concretos incluyen principios activos como bevacizumab, rituximab, pembrolizumab y nusinersen, cuyos costos