El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha denunciado que ocho barcos militares de Estados Unidos, equipados con 1,200 misiles, están apuntando hacia su país. Esta declaración se produce en respuesta al reciente despliegue antinarcóticos anunciado por Washington en el Caribe. Durante una conferencia de prensa en Caracas, Maduro afirmó que "Venezuela está enfrentando la más grande amenaza que se haya visto en nuestro continente en los últimos 100 años".
Maduro describió la situación como una "amenaza extravagante, injustificable, inmoral y absolutamente criminal, sangrienta". En este contexto, el mandatario convocó a los venezolanos en la reserva y activó a 4.2 millones de miembros de la Milicia Nacional Bolivariana, un cuerpo compuesto por civiles que algunos analistas consideran politizado. Según Maduro, el total de alistados, incluyendo milicianos y reservistas, asciende a 8.2 millones de personas.
El despliegue militar de Estados Unidos incluye alrededor de 4,000 efectivos en aguas cercanas a Venezuela, lo que ha generado tensiones en la región. En respuesta a estas acciones, Maduro advirtió que "si Venezuela fuera agredida, pasaría inmediatamente al período de lucha armada en defensa del territorio nacional y de la historia y del pueblo de Venezuela". Aseguró que esta estrategia sería "eminentemente defensiva" y que incluiría tanto la lucha diplomática como la armada.
El gobierno de Maduro ha rechazado las acusaciones de Estados Unidos, que ha aumentado a 50 millones de dólares la recompensa por información que conduzca a la captura del presidente venezolano, al acusarlo de vínculos con cárteles del narcotráfico. En este sentido, Maduro enfatizó que "Venezuela jamás va a ceder frente a chantajes, ni amenazas de ningún signo".
La situación ha llevado a Colombia a convocar una reunión urgente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), donde el canciller venezolano, Yván Gil, denunció que 4,200 tropas estadounidenses están "listas y preparadas para invadir" su territorio. Gil hizo un llamado para exigir el retiro inmediato de las fuerzas estadounidenses y de los barcos en la región.
La canciller colombiana, Rosa Villavicencio, también expresó su rechazo a la "lógica de intervención" y abogó por soluciones diplomáticas y multilaterales a los problemas de la región. La ONU y otras organizaciones humanitarias han manifestado su disposición para coordinar ayuda en caso de que la situación se agrave.