Media ciudadanía retornó al trabajo con la satisfacción de que gracias a sus impuestos un puñado de hombres y mujeres justos, soñadores y propensos al mareo zarpaban de Barcelona rumbo a Gaza para acabar con la guerra. ¡Qué consuelo ver que queda gente con conciencia y no como usted o yo!

La Global Sumud Flotilla fue despedida el domingo por los barceloneses como nadie despidió a la Armada Invencible en 1588. Ataviados con el look palestino –pañuelo a cuadros–, los tripulantes correspondieron al fervor popular con lecciones de moral y dotes para las costellades : puesto que nadie hace nada efectivo para frenar la guerra –y menos que nadie Hamas (no confundir con las Hermanitas de la Caridad)–, aquí estamos nosotros para salvar a los gazatíes y llevarles media docena de botellas de agua

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