En una demostración patética de lo que ocurre cuando el poder se concentra en manos de alguien con la mentalidad de un monarca medieval, Donald Trump ha decidido que la Constitución estadounidense es más una sugerencia que una ley fundamental.

Por Lux Fer

El segundo mandato de un presidente convertido en emperador, como si EE.UU. fuera un País Bananero del Tercer Mundo, está marcado por una sistemática demolición del federalismo que los padres fundadores diseñaron precisamente para evitar este tipo de despotismo.

Hago «lo que me dé la gana»

Con la elegancia intelectual de un matón de barrio, Trump declaró en una reunión de gabinete que como presidente tiene «el derecho de hacer cualquier cosa que quiera hacer». Esta perla de sabiduría constitucional llegó mientras defendía su amenaza d

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