Las demoliciones de viviendas palestinas en la ciudad y en Cisjordania se han disparado desde que comenzó la guerra en Gaza y también el número de familias que echan abajo ellas mismas sus hogares para evitar costosas multas

Yihad Issa Halawani contempla en silencio su casa reducida a una enorme montaña de escombros. Tal vez por la fuerza de la costumbre o por una necesidad casi cruel de constatar el desastre, este conductor de taxi palestino viene cada día, desde el 29 de julio, al número 17 de la calle Ramadán, en el barrio de Beit Hanina de Jerusalén Este . Fue su hogar durante 25 años, hasta que se vio obligado a echarlo abajo por orden israelí.

“Hemos luchado durante años para poder quedarnos, pero al final estábamos acorralados. O la demolían ellos y teníamos que pagar una enorme

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