Un hallazgo singular en el interior de Papúa Nueva Guinea ha cambiado la historia de la región tal y como la conocemos. Un equipo internacional de investigadores ha documentado la presencia de una concha marina en Walufeni Cave , un yacimiento del altiplano situado a más de cien kilómetros de la costa más cercana. El descubrimiento, analizado en un estudio publicado en la revista científica Australian Archaeology , arroja nueva luz sobre la existencia de redes de contacto y circulación de bienes en el Holoceno tardío, mucho antes de lo que se pensaba hasta ahora para la región.

Los autores del trabajo destacan que este hallazgo supone la primera evidencia directa de conchas marinas trasladadas a largas distancias hacia el interior montañoso del Gran Altiplano Papú . La pieza, fechada en torno a hace 2.400 años mediante análisis radiocarbónicos y de estratigrafía, plantea que ya en aquel periodo existían conexiones estables entre comunidades costeras y grupos que habitaban el altiplano , tradicionalmente considerados más aislados.

Mapa del área de estudio que muestra los principales sistemas fluviales

Un entramado de intercambios y pistas sobre el origen de la cultura Kasua

La investigación parte del contexto de Walufeni Cave, un yacimiento con ocupaciones humanas de larga duración que permiten rastrear los modos de vida de las poblaciones locales . La presencia de la concha marina en una secuencia cultural del Holoceno tardío sugiere que la circulación de objetos no era puntual, sino el reflejo de un entramado de intercambios que pudo incluir bienes materiales, ideas y prácticas culturales.

El hallazgo también aporta pistas sobre el origen de la llamada cultura Kasua , documentada en el altiplano de Papúa y caracterizada por elementos distintivos en la cerámica, el utillaje lítico y las prácticas simbólicas . Los investigadores plantean que la llegada de objetos exóticos como conchas marinas habría desempeñado un papel en la formación de identidades culturales diferenciadas y en la consolidación de redes sociales más amplias.

Según el estudio, el análisis microscópico de la concha ha permitido confirmar su origen marino y descartar que procediera de depósitos fósiles locales. Esto obliga a pensar en un transporte intencionado desde la costa , lo que a su vez abre preguntas sobre los mecanismos de traslado: ¿fueron intercambios directos entre comunidades costeras e interiores o existieron intermediarios en la llanura baja que facilitaron la circulación?

(A) Nassarius spp. con residuos de resina. (B) Nassarius spp. con pigmento rojo. (C) Cypraeidae mostrando la superficie dorsal del suelo. (D) Olividae spp. mostrando la espira removida

La movilidad era más antigua y compleja de lo que se creía

Los especialistas resaltan la importancia de esta evidencia en el debate sobre las dinámicas sociales y económicas del Holoceno tardío en Oceanía. Hasta ahora, se consideraba que las conexiones de larga distancia en Papúa se intensificaron con la llegada de la horticultura intensiva y las expansiones austronesias, a partir de hace unos 2.000 años. Sin embargo, el hallazgo de Walufeni Cave retrasa este escenario y sugiere que los contactos y la movilidad eran más antiguos y complejos.

El estudio también recuerda que las conchas marinas han tenido un gran valor simbólico en muchas sociedades del Pacífico, empleadas como objetos ornamentales, moneda de prestigio o elementos rituales. En ese sentido, la concha hallada en el altiplano papú podría haber funcionado no solo como bien material, sino también como marcador de estatus o identidad, reforzando vínculos entre grupos lejanos.

Mayor conectividad en épocas tempranas de lo que se asumía hasta ahora

Los investigadores insisten en que este hallazgo obliga a replantear los modelos de interacción cultural en la región. Lejos de ser comunidades aisladas, los habitantes del altiplano ya participaban en redes más amplias de intercambio y comunicación, que pudieron sentar las bases de transformaciones sociales posteriores. El caso de Walufeni Cave se suma así a otros hallazgos recientes en Oceanía que apuntan a una mayor conectividad en épocas tempranas de lo que se asumía hasta ahora.

En sus conclusiones, los autores señalan que f uturas investigaciones en cuevas y yacimientos del Gran Altiplano Papú serán clave para precisar el alcance de estas redes y comprender cómo influyeron en la evolución cultural de la región . Mientras tanto, la concha de Walufeni Cave se erige como un testimonio tangible de que la historia de los contactos humanos en Papúa es más rica y antigua de lo que se pensaba, y de que las montañas no fueron una barrera infranqueable para la circulación de ideas, objetos y símbolos.