Bruselas se convertirá este martes en el escenario simbólico de uno de los momentos más tensos del actual ciclo político español. La reunión entre Salvador Illa y Carles Puigdemont , prevista a las 16:00 horas en la Delegación del Gobierno catalán ante la Unión Europea , marca un punto de inflexión dentro de la crisis política en España , al evidenciar tanto la dependencia del Ejecutivo de Pedro Sánchez respecto a las fuerzas independentistas como la compleja legitimidad de sus interlocutores.

El contexto: una legislatura pendiente de apoyos volátiles

La cita llega en un momento político extremadamente sensible. El Gobierno central afronta la tramitación de los Presupuestos Generales del Estado , así como otras reformas estratégicas que requieren del respaldo de formaciones como Junts per Catalunya , liderada por Puigdemont, aún prófugo de la justicia española .

Illa, presidente de la Generalitat, acude con un doble papel: el institucional y el político. Formalmente, se trata de un encuentro con un expresidente del ejecutivo catalán, enmarcado en una ronda de contactos. Sin embargo, desde Moncloa se reconoce que el objetivo último es garantizar el apoyo parlamentario de Junts a la agenda legislativa del Gobierno .

Una reunión cargada de simbolismo y cálculo político

El lugar del encuentro no es un detalle menor. La Delegación catalana en Bruselas , utilizada históricamente por los gobiernos independentistas como plataforma de proyección exterior del procés, ha sido seleccionada para evitar la detención de Puigdemont, que no puede pisar territorio español sin enfrentarse a su procesamiento judicial.

Este elemento introduce un matiz de excepcionalidad: un presidente autonómico español se desplazará a territorio extranjero para reunirse con un político fugado, en calidad de negociador político. La imagen, sin duda, alimentará el discurso de la oposición sobre el blanqueamiento institucional del independentismo .

Puigdemont: exigencias antes de ceder votos

Desde el entorno de Puigdemont se insiste en que la reunión no será meramente protocolaria. Exigen avances concretos en temas clave ya pactados con el PSOE durante la negociación de la investidura:

  • Aplicación práctica de la Ley de Amnistía .

  • Transferencia de competencias migratorias al Govern.

  • Concreción de un modelo de financiación singular para Cataluña .

  • Reimpulso a la oficialidad del catalán en las instituciones europeas .

Además, Junts ha solicitado que el encuentro no se limite a una conversación privada, sino que incluya foto conjunta, comparecencia pública y declaración institucional , con el fin de escenificar un tratamiento bilateral que refuerce el relato independentista.

Illa, entre la Generalitat y La Moncloa

Aunque Salvador Illa intenta proyectar la imagen de un president que dialoga con todos sus predecesores, la preparación de la reunión con Puigdemont fue discutida previamente con Pedro Sánchez en La Mareta , residencia oficial del presidente del Gobierno. En la práctica, el líder del PSC ejercerá de emisario de Moncloa, en una operación de alto riesgo político.

Dentro del PSOE se reconoce que Junts es un socio incómodo pero imprescindible , cuyo margen de presión aumenta a medida que el Ejecutivo depende de sus votos para sacar adelante su programa. La ambigüedad calculada que el partido de Puigdemont ha sostenido hasta ahora puede romperse en caso de no obtener resultados tangibles.

Consecuencias anticipadas en la crisis política en España

La cita de Bruselas aún no se ha producido, pero ya ha generado una oleada de reacciones. La oposición ha denunciado la hipocresía del Gobierno, recordando que Illa criticó duramente a Quim Torra cuando éste viajaba a Bélgica para “recibir instrucciones de Puigdemont”. Hoy, la situación se repite, con roles invertidos y objetivos más pragmáticos.

Por su parte, ERC observa con recelo el protagonismo creciente de Junts en las negociaciones estatales, temiendo perder capacidad de influencia. El equilibrio entre las fuerzas independentistas, ya de por sí precario, podría alterarse si Puigdemont consigue presentarse como el verdadero interlocutor de Madrid.

En este clima, la crisis política en España sigue profundizándose. La gobernabilidad depende de equilibrios frágiles , donde cada votación parlamentaria se negocia al límite, y donde los compromisos asumidos en un plano se contradicen abiertamente con las posturas defendidas en otros.

La reunión entre Puigdemont e Illa aún no ha tenido lugar, pero ya es un episodio determinante en la narrativa política del momento. A través de ella, se pone en evidencia la complejidad del actual modelo de gobernabilidad en España, sostenido por alianzas coyunturales, condicionadas por exigencias que tensan el marco constitucional.