El gran filósofo alemán Hans-Georg Gadamer permanece con nosotros para descubrir y seguir recordando nuestra sordera crónica cuando muchas veces afirmamos convencidos que estamos en abierta conversación con otra persona . La explicación es sencilla y contundente: no hay interés en oír, sino en ser escuchado . Es decir, estamos tan imbuidos en el mundo de nuestras ideas, razones y motivos, que solo nos resuenan aquellas voces que aplauden y refuerzan lo dicho por nosotros. Es lo mismo que se conoce en redes como la “cámara de eco” que acaba por distanciarnos cada vez más de lo diferente o de lo contrario; y que, por tanto, cuando lo encontramos nos suena como sospechoso, peligroso, equivocado, mentiroso.
Sabemos desde siempre que en ese escenario se cocinan todo tipo de prejuicios y ma