Con el retorno de Trump, hemos entrado en una era en que la ley del más fuerte vuelve a imperar en la geoeconomía global. En este contexto, solo una Europa más fuerte y más unida tiene la dimensión necesaria para preservar nuestro estilo de vida, nuestra democracia y nuestra prosperidad.
Por suerte, no partimos de cero. El informe Draghi nos ofrece una hoja de ruta clara. Su diagnóstico es contundente: la productividad es el único motor sostenible de crecimiento europeo, y para activarlo hay que actuar en innovación, mercado interior, unión del mercado de capitales para movilizar el ahorro hacia proyectos transformadores, y una capacidad fiscal que financie bienes públicos paneuropeos como la defensa, la interconexión energética o la investigación. Los ciudadanos lo tienen claro. El últim