
Los moáis de Rapa Nui han permanecido en pie durante siglos en distintas zonas de la isla y su permanencia actual se entiende por la localización en la que fueron levantados y por el estatus que adquirieron con el paso del tiempo.
Una parte considerable se concentra en plataformas ceremoniales situadas en áreas alejadas del oleaje más agresivo , lo que les permitió resistir sin verse expuestos a una erosión inmediata. La declaración de la isla como Parque Naciona l y su reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco añadieron un marco institucional que garantiza vigilancia y conservación.
La atención internacional y el peso cultural de estas figuras explican por qué siguen hoy en condiciones relativamente estables, aunque los investigadores advierten que ese contexto no excluye la necesidad de nuevas medidas de protección .
Un modelo digital alerta de que el mar podría llegar a Ahu Tongariki en 2080
El estudio publicado en el Journal of Cultural Heritage por un equipo de la Universidad de Hawái en Mānoa analizó con modelos informáticos cómo podría impactar la subida del nivel del mar en uno de los puntos más visitados de la isla .
Para ello, los científicos construyeron un gemelo digital de una bahía en la costa sureste y ejecutaron simulaciones que mostraron la evolución de las olas bajo diferentes escenarios. Los cálculos apuntan a que en 2080 las marejadas estacionales llegarán hasta Ahu Tongariki , la plataforma ceremonial donde se alinean quince moáis, lo que situaría a estas estatuas frente a un riesgo directo de inundación.
La investigación no se limitó a estas figuras, ya que en el área se contabilizaron hasta 51 bienes culturales que también podrían quedar expuestos . Los registros incluyen viviendas antiguas, petroglifos, huertos de piedra y sepulturas tradicionales.
Noah Paoa , autor principal del estudio y doctorando en Ciencias de la Tierra en la Universidad de Hawái, explicó en un comunicado difundido por la institución que “para la comunidad, estos sitios son una parte esencial para reafirmar la identidad y apoyar la revitalización de las tradiciones”. Añadió además que el valor económico resulta evidente , ya que el turismo depende en gran medida de estos lugares.
La ciencia se plantea como herramienta práctica para conservar la herencia cultural
Los investigadores remarcan que este tipo de patrimonio, al estar ligado al litoral, comparte vulnerabilidades con otros enclaves de Oceanía. El propio Paoa señaló que “ el aumento del nivel del mar es real ” en declaraciones a la agencia Associated Press y defendió que se trata de una amenaza tangible para la isla y su población.
Su equipo pretende trasladar la experiencia de Rapa Nui a otros entornos del Pacífico , donde templos costeros y cementerios ancestrales afrontan la misma situación.
El aumento del nivel del mar es real
Chip Fletcher , decano de la Escuela de Ciencias Marinas y de la Tierra de la Universidad de Hawái y coautor del trabajo, subrayó la utilidad de la metodología aplicada. Indicó que “debemos documentar las amenazas a los lugares culturalmente importantes y elaborar planes para conservar y proteger lo que importa a las comunidades”.
En la práctica, esa propuesta abre la puerta a que la modelización científica sirva como base para programas de preservación definidos junto con los habitantes de la isla.
La Unesco podría revisar el estatus de Rapa Nui si no se aplican medidas urgentes
El riesgo de que el agua alcance los moáis se interpreta además como un aviso sobre el futuro del estatus de la isla en el listado de la Unesco . Los autores advierten que, sin medidas preventivas, el patrimonio podría degradarse y afectar tanto a la dimensión cultural como a la proyección internacional de Rapa Nui. Por ese motivo, el estudio concluye con un llamamiento a actuar con antelación para diseñar estrategias de adaptación y mitigación.
En la actualidad los moáis siguen firmes, en gran parte porque están distribuidos en emplazamientos elegidos con cuidado por los antiguos habitantes y porque cuentan con un respaldo jurídico que asegura su conservación, pero la amenaza del mar abre un nuevo capítulo que exigirá soluciones concretas más allá de la herencia recibida.