Imagina un mundo donde, tras una ruptura irreparable, la ley no te permite disolver formalmente un matrimonio. Suena extraño, ¿verdad? Pues existe y son dos los lugares donde aún no está permitido el divorcio.
Hoy por hoy solo hay dos jurisdicciones que mantienen la prohibición del divorcio en términos generales: la Ciudad del Vaticano y Filipinas. No es una anécdota: en ambos sitios la raíz del problema está profundamente ligada a la religión, la tradición y la política social.
La Ciudad del Vaticano es, por definición, el núcleo administrativo de la Iglesia Católica: su ordenamiento jurídico está alineado con el derecho canónico, que considera el matrimonio como un sacramento indisoluble salvo por la declaración de nulidad (anulación). En la práctica esto significa que no existe la fig