La danza no solo es una manifestación cultural y artística, sino también una práctica que cada vez más investigaciones vinculan con la salud del cerebro . Estudios recientes muestran que el movimiento acompañado de música puede generar cambios neuroplásticos, es decir, reorganizaciones en la estructura y la función cerebral, que se traducen en beneficios cognitivos, motores y emocionales.
Estos hallazgos, incluso, están transformando la manera en que se conciben las terapias de rehabilitación y la prevención del deterioro asociado al envejecimiento . En ese tono, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido, en varios informes, el impacto de las artes en la salud pública, señalando que la danza, en particular, contribuye a mejorar la movilidad , la memoria