La polémica en torno al expresidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña es ilustrativa de la polarización galopante de la vida nacional.
Se entrevera el escándalo por el enriquecimiento del polémico político y la controversia por el bochornoso evento con el presidente del PRI, Alejandro Moreno en ocasión de la clausura de las sesiones ordinarias de la Cámara alta.
Es un acontecimiento con fuerte carga mediática por el perfil del personaje.
Entre otras cosas se disputa hacer valer la versión oficial de una agresión violenta por el autoritarismo inherente del PRIAN, potenciada una campaña de los medios de comunicación convencionales y digitales.
Regresa la teoría del complot en cada crisis, en cada tropezón propio.
En la defensa de uno de los suyos se está dispuesto a todo como es con