Cd. de México.- "¿Miedo a que me tomen la tribuna? No. Yo tomé tribunas y levanté la voz, pero siempre con respeto", dice la diputada federal Kenia López Rabadán (PAN), quien este martes se convirtió en presidenta de San Lázaro.
La legisladora albiazul asume la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados y sostiene que no le quitará el micrófono a ningún parlamentario.
A regañadientes, pero las huestes de Morena dieron su brazo a torcer y respetaron el "acuerdo fundacional" para permitir que el diputado o diputada de la segunda fuerza, en este caso el PAN, presidiera San Lázaro.
A sus 50 años, la ex senadora panista está curtida en la talacha legislativa: en el Senado fue una parlamentaria aguerrida que alborotó las sesiones a grito pelado y con magáfono de por medio.