En la árida estepa de la provincia de Santa Cruz, a unos 30 kilómetros de El Calafate, un equipo de paleontólogos argentinos desenterró un fósil extraordinario, se trata de un cocodrilo gigante del Cretácico tardío, hasta ahora desconocido para la ciencia. El hallazgo incluye un cráneo articulado y gran parte del esqueleto, bien preservados en una concreción que permitió reconstruir su aspecto con inusual detalle. La Patagonia fue un escenario de interacciones ecológicas mucho más ricas y feroces de lo que se creía hasta el momento.

El animal fue bautizado Kostensuchus atrox , nombre que combina el viento patagónico (“Kosten”, en lengua tehuelche), la palabra griega “atrox” (‘feroz’) y “suchus”, en alusión al dios egipcio con forma de cocodrilo. Su antigüedad se estima en 70 mil

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