El Gobierno de Gustavo Petro radicó la polémica ley de financiamiento o reforma tributaria 2025 con la promesa de recaudar $26 billones y tapar el hueco fiscal en las cuentas públicas. Pero el camino pinta empinado: el Congreso de la República ya frenó intentos parecidos y el ambiente político está más tenso que nunca. Si saldrá adelante o no es difícil saberlo, al menos como lo planea el Ministerio de Hacienda.
Lo único seguro es que el debate apenas comienza y ya genera incertidumbre en la economía y preocupación en los hogares. Lo que más inquieta es que el mayor peso de los nuevos impuestos caería sobre la clase media, el corazón del consumo en Colombia: 17 millones de personas, unos 5,5 millones de familias, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane).
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