Mientras el suelo ardía, los bomberos, militares y voluntarios miraban al cielo buscando la estampa de los hidroaviones y los helicópteros. Las llamas de este verano se han combatido con los pies en la tierra y a los mandos de aeronaves capaces de descargar miles de litros de agua allí donde hiciera falta.
La base aérea de Matacán se convierte, seis meses al año, en el 'hogar' de una pareja de hidroaviones propiedad del ministerio de Transición Ecológica, pero operados y mantenidos por pilotos militares del 43 Grupo de las Fuerzas Aéreas, especializado en la lucha contra incendios y que lleva por lema 'Apaga y vámonos'.
Un avión del 43 Grupo, a punto de recargar. (Foto: Ejército del Aire y el Espacio)
Según recoge la web de Transición Ecológica, emplean modelos C