La noticia según la cual el 50% de las MYPE en los conos está pagando cupos a los extorsionadores despierta diversos tipos de reflexión. La más frecuente es acerca del paulatino agotamiento de esos negocios-víctima, que son muchos en la economía peruana. No es solo el dinero que se les extorsiona, sino además el que dejan de producir.
Si el 50% mencionado es efectivo, estamos hablando de enormes volúmenes de dinero, movimiento de delincuentes, comunicaciones entre el hampa y el sector privado, crisis de negocios. Tanto así que, en el primer caso (dinero), empieza un temor a que esta forma de delito afecte a las cajas financieras sostenidas por su clientela de MYPE.
Cabe preguntarse cómo semejante volumen de criminalidad logra mantenerse con un fuerte grado de impunidad y con sus cúpulas