La historia de Ignacio Bejarano está unida a la de la Fundación La Pradera: “Yo soy el director de la organización”, dijo, “peroy empecé como caddie hace más o menos 26 años. Llegué como uno de ellos y logré formarme. Primero me formé en un tema social y después hice Derecho y hoy en día tengo el honor de liderar la organización. Conozco todo el rol”.
Ese trayecto personal es reflejo de la lógica de La Pradera : acompañar, dar herramientas y mostrar que es posible proyectar un futuro distinto. “Lo primero es invitarlos a soñar. Nuestros países tienen dificultades, pero también tienen oportunidades maravillosas. La actitud es muy importante, hay que capacitarse, hay que estudiar, hay que relacionarse bien.”
La fundación nació vinculada a un club residencial en La Calera y hoy llega