Al hablar de desarrollo solemos pensar en cifras de crecimiento, inflación controlada o aumento del empleo. Sin embargo, detrás de esos números hay un elemento menos visible, pero mucho más determinante: el Estado de derecho o ‘ rule of law ’ , como se conoce en inglés.
Décadas de datos globales son contundentes. Los países con reglas claras, instituciones judiciales independientes y un sistema legal confiable avanzan más rápido, atraen inversión y logran bienestar sostenido para sus ciudadanos. El resto, aunque tenga picos de bonanza, termina atrapado en ciclos de inestabilidad y frustración.
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La lógica es simple. Si las personas y