Los badenes y resaltos tienen el mismo objetivo: reducir la velocidad de la circulación en una vía, normalmente urbana. A pesar de que obligan a los conductores a bajar el ritmo, muchos no lo hacen. Y hay una poderosa razón por la que deberían actuar al contrario.

Un badén o un resalto puede ser muy perjudicial. Tanto el conductor como sus acompañantes pueden sufrir el golpe seco al pasar por ellos rápidamente. A esto hay que sumar las innecesarias averías que se pueden producir, principalmente, en los amortiguadores.

¿Cómo evitar esto? Respetando los límites establecidos en las zonas donde están presentes badenes y resaltos. Hay, además, una serie de consejos que todos los conductores deben seguir a la hora de pasar por encima de estos reductores de velocidad .

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