Las vidas humanas y las propiedades de los vecinos han sido las pérdidas más graves de la reciente ola de incendios que ha arrasado el noroeste de España, una sucesión de fuegos tan virulentos como para crear sus propias condiciones ambientales y alcanzar extensiones inéditas y que, según los científicos, ha metido a España en territorio ignoto sobre los efectos reales del fuego en los ecosistemas.

En solo tres semanas ardieron 335.000 hectáreas de pastos y monte. El ministerio de Transición Ecológica calcula —en base a las mediciones del sistema de vigilancia de incendios europeo (EFFIS)— que 169.000 eran de alto valor natural y por eso contaban con protección. Destacando el parque natural de Las Médulas (en León), el entorno del Lago de Sanabria (Zamora) y parajes de Picos de Europa.

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