LA PAZ (AP).— Una tarde de lluvia un rayo impactó a un solitario árbol en el cementerio de La Paz sin pulverizarlo, pero dejándole una cicatriz en el tronco de la que desde entonces emana resina constantemente.
Diez años después, el añejo árbol atrae a numerosos creyentes que le atribuyen milagros y lo veneran como si fuera un santo viviente.
Conocido como el “árbol milagroso” o “árbol de los deseos”, sus devotos le rezan, lo abrazan y le dejan monedas, flores, dulces y cartas con peticiones especiales en los pliegues del tronco.
“La gente le pide amor, trabajo, salud, hijos, incluso que haga aparecer a la mascota perdida. Si la persona viene con mucha fe, el árbol cumplirá”, aseguró a The Associated Press Javier Cordero, quien se gana la vida desde hace 30 años como “rezador” diciendo