En el fútbol , un deporte que debería ser sinónimo de pasión, fair play y respeto mutuo, es inaceptable que persistan episodios de violencia que mancillan su esencia. El reciente incidente protagonizado por la árbitra Vanessa Ceballos en un partido de la Primera C de Colombia es un ejemplo alarmante de cómo la intolerancia y la agresividad pueden escalar a niveles peligrosos, especialmente cuando involucran a mujeres árbitras en roles de autoridad en un ámbito tradicionalmente masculino.
El suceso ocurrió el pasado fin de semana en el estadio Chelo Castro de Aracataca , durante un encuentro entre los equipos Deportivo Quique y Real Alianza Aracataca , en el marco de un torneo interclubes aficionado organizado por la División Aficionada del Fútbol Colombiano (Difútbol)