La mayoría de las personas tiene en su dormitoria esa silla que se usa pura y exclusivamente para colocar la ropa que no esta ni sucia del todo pero tampoco perfectamente limpia. Este hábito, aunque muchos creen que se tarta de desorden o vagancia tiene un trasfondo psicológico.

Varios psicólogos señalan que este comportamiento puede estar asociado a la necesidad de tener todo “a mano” .

Por ejemplo, al dejar la ropa en la silla, se evita la indecisión frente al placard y se simplifica la elección del vestuario para el día siguiente.

También puede ser una forma de expresar cierto grado de flexibilidad frente al orden . No se trata de falta de responsabilidad, sino de priorizar la comodidad en un espacio personal donde la ropa en la silla cumple un rol de “zona de transición” e

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