El interés global por el bienestar y las soluciones de origen natural ha abierto las puertas a mercados que antes eran poco conocidos, y entre ellos, el cannabidiol (CBD) ha vuelto a ser un objeto de interés.
Europa, con su rica tradición agrícola y sus rigurosos estándares de calidad, se está posicionando como una potencia en este sector, por lo que la pregunta ya no es si el CBD es relevante, sino si el continente europeo puede convertirlo en su próxima gran exportación.
Los estándares europeos, lejos de ser un obstáculo, podrían ser en esta ocasión una ventaja competitiva, ya que los productores deben surcar una serie de regulaciones que, aunque exigentes, garantizan un nivel de seguridad y transparencia muy valorado en el mercado internacional.
Hacia una calidad estandarizada
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