La aparición en Mar del Plata de Retrato de una dama, una pintura del italiano Giuseppe Ghislandi (1655-1743), reabrió un capítulo doloroso de la historia del siglo XX: el saqueo de obras de arte por parte del nazismo. La pieza había sido parte de la colección del marchante judío Jacques Goudstikker, despojado de unas 1.200 obras durante la invasión alemana a Países Bajos en 1940.

El cuadro terminó en manos de Friedrich Gustav Kadgien, un especialista en finanzas que se desempeñó como colaborador de las SS y asesor de Hermann Göring, segundo hombre del Tercer Reich y gran saqueador de arte europeo. Kadgien se radicó en la Argentina después de la guerra y murió en Buenos Aires en 1978. Décadas más tarde, la obra reapareció colgada en el living de la casa de una de sus hijas, Patricia, en e

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