La geopolítica mundial ha experimentado en los últimos dos años un giro copernicano, y la reciente cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) es uno de sus síntomas más preocupantes y reveladores. Estamos presenciando el nacimiento y la consolidación de lo que podríamos denominar, sin temor a equivocarnos, la «Internacional Autoritaria» . Si afinamos el tiro para referirnos a su núcleo más cafetero – –, podríamos bautizarla sin ambages como la «ODU»: la Organización de Dictaduras Unidas. Lo sucedido en esta cumbre no puede, bajo ningún concepto, reducirse a la foto de los tres grandes – –. Se trata de un desafío directo, meditado y coordinado al orden internacional liberal ; un orden que no buscan derribar por completo, pues se benefician de sus estructuras comerciale

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