Prolifera en tiempos electorales la fauna mediática del analista político, un embutido entre ex político, fracasado, cientista social, operador patético, asesor de inteligencia y periodista. Amantes del arte, melómano, “culto” o más bien cultón, casi todos cinéfilos y amantes de la “buena literatura”, con todo el kitsch involucrado en esa frase. Alguna vez fueron algo así como progresistas, pero ahora son y deben ser de derecha o son tributarios del sentido común de esa lateralidad dominante y siniestra. Viven en Santiago en los barrios que hay que habitar, tirando para el lado oriente, carecen del más mínimo sentido de la aventura y son grandes platicadores y bebedores de buen vino, y café de no muy buena calidad. Tengo la sensación de que no pueden evitar el asado o las no muy buenas cos
Analistas Obesos
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