
El Elevador da Glória , uno de los símbolos del turismo lisboeta, se convirtió este miércoles en escenario de una tragedia. A las 18:05 hora local , el funicular descarriló a gran velocidad en la empinada cuesta que conecta la Plaza de los Restauradores con el Bairro Alto , dejando un saldo de 15 fallecidos y 18 heridos , según el último parte oficial del Instituto Nacional de Emergência Médica (INEM) .
Entre los heridos se encuentran dos ciudadanos españoles y un niño hospitalizado en el Hospital Santa Maria . Las escenas posteriores al accidente, captadas en redes sociales, mostraban el vehículo completamente destruido, con el techo hundido y una nube de polvo envolviendo el lugar.
Fallo técnico o negligencia evitable
La causa del accidente, según fuentes oficiales, fue la rotura de un cable que desestabilizó el sistema de tracción. El funicular descendió sin control y colisionó violentamente contra un edificio contiguo. La investigación ya está en marcha, pero las preguntas sobre mantenimiento y supervisión técnica se multiplican .
El funicular, que transporta más de 3 millones de pasajeros al año , fue electrificado en 1915 y, según la empresa Carris , se somete a una revisión general cada cuatro años. La última inspección completa data de 2022. Las autoridades deberán ahora determinar si los protocolos de seguridad fueron cumplidos o si existió algún tipo de negligencia institucional .
Dolor nacional y respuesta institucional
El presidente de Portugal , Marcelo Rebelo de Sousa , expresó su “profunda consternación” ante la tragedia, solidarizándose con las familias de las víctimas. Por su parte, el gobierno de Luís Montenegro decretó un día de luto nacional por lo que describió como una “irreparable pérdida de vidas humanas”.
El alcalde de Lisboa , Carlos Moedas , calificó lo ocurrido como “una tragedia sin precedentes en nuestra ciudad”, subrayando la urgencia de esclarecer los hechos y revisar a fondo el sistema de transporte histórico de la capital.
España y la seguridad del turista en Europa
Con españoles entre los heridos , el caso reabre el debate sobre la seguridad en los transportes turísticos de alto tráfico . El Ministerio de Asuntos Exteriores español ya ha ofrecido asistencia consular a las víctimas y está en contacto con las autoridades lusas.
Este tipo de incidentes muestran la vulnerabilidad de infraestructuras icónicas ante fallos mecánicos o humanos, y plantea la necesidad de que la UE impulse auditorías técnicas más frecuentes en sistemas históricos con alto volumen de pasajeros.
Lo que debía ser una experiencia pintoresca en la capital portuguesa terminó en tragedia. Ahora, Lisboa y Europa entera se enfrentan a una pregunta urgente: ¿es suficiente el mantenimiento de nuestras infraestructuras patrimoniales?