Los camioneros que recorren la N-240 en Navarra han encontrado desde hace décadas un lugar en el que siempre hacen parada: el Sarasatenea. No es un restaurante cualquiera, sino un punto de encuentro donde la comida casera se combina con servicios esenciales para quienes pasan gran parte de su vida en la carretera.

En el Concejo de Sarasate, en el kilómetro 15 de la vía, este local ha cumplido ya casi medio siglo siendo refugio de transportistas y trabajadores. Su fama no se debe solo a la gastronomía abundante y a buen precio, sino también a la cercanía con la que la familia que lo regenta ha sabido atender a sus clientes durante generaciones. • La polémica señal de tráfico de Pamplona que espanta a los clientes de los comercios: “Así llevamos ocho años”

La historia del establecimiento

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