“Estoy muy emocionada, esta película me tocó profundo”, nos recibe en el Salón Gaudi del Intercontinental, delantando un leve rastro de cansancio en su rostro y su voz, que Natalia Marisa Oreiro (48) sabe disimular. No tanto su indumentaria: atenta a que la producción de fotos ya ha quedado atrás, ya cubrió con un tapado verde musgo peludito su mono colorado y reemplazó los zapatos negros con taco rojo por las típicas pantuflas con que los hoteles suelen recibir a sus visitantes .
-Parece que hoy usted volvió a ser "la mujer de la fila": la fila de periodistas para entrevistarla ...
-Parece -ríe precisamente delante del banner gigante del filme de Benjamín Ávila en el que que la uruguaya surge con una indumentaria informal: sí, el mismo que la tiene revolucionada por estas horas.
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