Un órgano de más de mil años de antigüedad volvió a emitir sonidos tras permanecer enterrado durante ocho siglos en Belén, gracias a un proyecto internacional dirigido por el musicólogo español David Catalunya. El investigador definió el acontecimiento como un “milagro” y destacó que se trata del instrumento más antiguo de la cristiandad y, probablemente, del mundo que todavía conserva su sonoridad.

Construido en Francia en el siglo XI y trasladado a Tierra Santa para acompañar la liturgia cruzada en el siglo XII, el órgano fue enterrado por los clérigos latinos junto a campanas y otros objetos antes de ser expulsados de la región. Los restos fueron localizados en 1906 por arqueólogos del Studium Biblicum Franciscanum de Jerusalén, pero durante más de un siglo permanecieron prácticamente

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